"En sus diez años de ejecución, el PPD ha sido un componente fundamental del programa del PNUD en Honduras. Gracias a su mecanismo único y experimentado de canalización de fondos directamente a organizaciones comunitarias, el PPD ha permitido beneficiar a miles de personas en condición de pobreza, generando ingresos sostenibles, promoviendo la conservación del medio ambiente, estimulando el control social sobre el manejo de los recursos, y fomentando la autoestima. En algunas zonas del país, como en el caso de la Moskitia, el PPD se ha convertido en la principal presencia del país del PNUD, y ha desempeñado un papel fundamental no solo en impulsar el desarrollo comunitario, sino también en la construcción de capacidades para el liderazgo, la formulación de agendas de políticas públicas y el posicionamiento ante la opinión publica de problemáticas muy graves pero muchas veces olvidadas – por ejemplo, la tragedia de los miles de buzos lisiados.
Mucho antes del actual debate mundial sobre la necesidad de combinar sostenibilidad e inclusión en el desarrollo para construir resiliencia, el PPD ha venido impulsando este esquema de forma discreta pero extremadamente exitosa, convirtiéndose en un programa pionero que hoy tiene mucho que enseñarnos. Es suficiente escuchar el relato directo de las propias comunidades para darse cuenta que los impactos del PPD se extienden mucho más allá de la iniciativa productiva o de conservación directamente beneficiada. El proceso mismo de construcción común del proyecto, el manejo transparente y mancomunado de los fondos, en establecimiento de mecanismos sociales de rendición de cuentas, el orgullo y la autoestima generados, el impulso a la participación activa de la mujer, la creciente conciencia en las comunidades de que el desarrollo puede y debe ir de la mano con la conservación del patrimonio natural: todos esos elementos contribuyen a construir comunidades y territorios resilientes, en los cuales la naturaleza y los hombres aprenden a apoyarse mutuamente y a vivir en paz."